miércoles, 5 de diciembre de 2012

Psicología del cumpleaños


Psicología del cumpleaños


Tu cumpleaños se acerca pero no sabes si celebrarlo o no… ¿Hasta qué punto es importante hacer algo especial en cuanto llega esa fecha? ¿Soplar las velas año tras año nos hace sentirnos más viejos? ¿Es el regalo indispensable? ¿Por qué determinadas personas se niegan a celebrar su día? Christian Heslon, autor del libro Petite psychologie de l’anniversaire responde a todas estas preguntas y más.

¿Es importante celebrar nuestro cumpleaños?

Psicología del cumpleaños
© Thinkstock
Es una fecha importante durante la infancia y en la adolescencia. Sin embargo, no tanto pasados los 20. A partir de dicha edad, se celebran sobre todo las décadas (los 20, 30, 40 años…) o los lustros (los 25, 35…). Psicológicamente, es beneficioso celebrar nuestro cumpleaños: la mayoría de edad, las décadas, etc. Para algunas personas, es muy importante no sentirse olvidadas el día de su cumpleaños: es el caso de la mayoría de las mujeres, de las madres cuyos hijos ya se han independizado… aunque también el de algunos hombres en ciertos momentos de su vida.
La fiesta de cumpleaños se compone de diferentes dimensiones: se trata de una fiesta personal, de una excusa para pasárselo bien, de una manera para consolidar el narcisismo sacudido poco a poco por el paso del tiempo –narcisismo parental, en el caso de la fiesta de cumpleaños de los hijos- y, por último, de una manera de sustituir otro tipo de celebraciones que se difuminan como los bautizos, las graduaciones, el servicio militar, etc.
Hoy en día, una fiesta de cumpleaños es un medio útil para comprobar la solidez de los vínculos afectivos, que, dada la fragilización del vínculo social, son cada vez más necesarios.

¿Comparten hombre y mujeres la misma visión del cumpleaños?

Según Christian Heslon, el cumpleaños es una festividad principalmente femenina. Es una referencia a la procreación, a los encuentros familiares y a las fechas que se repiten de manera periódica al igual que el ciclo menstrual. Por esta razón, ellas sienten una mayor necesidad de celebrar los cumpleaños.
Los hombres afrontan los cumpleaños de manera más narcisista: se trata de su día, de la celebración de sus éxitos, de su supervivencia, de su capacidad para conservar o crear nuevos vínculos a pesar del paso del tiempo.
Esta diferencia constitutiva explica el hecho de que los hombres olviden más a menudo que las mujeres las fechas de cumpleaños, de aniversarios, de defunciones… así como su percepción narcisista de la propia celebración, totalmente opuesta a la visión femenina basada en una idea de reencuentros agradables y de implicación.
El cumpleaños femenino es una demostración de buenos deseos y gratificaciones mientras que el masculino busca la reafirmación de la autoconfianza y la regulación del afecto.

¿Celebrar el cumpleaños ayuda a aceptar mejor el paso del tiempo?

En ciertas condiciones, explica Christian Heslon, celebrar el cumpleaños ayuda efectivamente a envejecer mejor o, en todo caso, a aceptar mejor el paso del tiempo y a acercar la edad subjetiva (la que sentimos) a la edad cronológica (la del registro). Luego, hay que contar con tener salud, una red afectiva y de amistades en quien poder contar y que la fecha del cumpleaños no coincida con el recuerdo de un acontecimiento traumático como la muerte de una persona cercana, por ejemplo.
Si se cumplen todas estas condiciones, la fiesta de cumpleaños puede fortalecer nuestra propia autoestima, ayudar a hacer un balance de nuestra vida y a tomar ciertas decisiones, a relacionar entre sí las diferentes etapas de nuestro pasado e incluso a tomar la decisión de realizar ciertos proyectos, sueños o fantasías.
Dicho esto, celebrar el cumpleaños pasados los 70 no nos va a ayudar forzosamente a envejecer mejor. Al contrario, una fiesta de cumpleaños impuesta puede llevar a la persona a considerar de cerca la perspectiva de su muerte, algo en lo que quizás prefiera no pensar.

¿Qué debemos esperar de un regalo de cumpleaños?

Psicología del cumpleaños
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Para nuestro psicólogo existen dos fenómenos: por un lado, la presión de la sociedad de consumo, y por el otro, la espera implícita de un regalo.
Conscientemente, esperamos un regalo gratificante, útil, significativo, trivial o transgresivo.
Inconscientemente, buscamos compensar la deuda de vida. Haciendo regalos a nuestro entorno, pretendemos librarnos de la deuda contraída al nacer hacia nuestros progenitores.

¿Por qué nos suele costar más celebrar las décadas?

Cambiar de década es un momento que a mucha gente le cuesta asumir. Es como si de repente nos diésemos cuenta de que nos caen encima 10 años de un solo golpe, explica Christian Heslon.
La fiesta de cumpleaños puede ser una manera de asimilar y asumir nuestra edad, reforzando nuestra individualidad (afirmarse como una persona única) gracias al sentimiento de saberse rodeado y de ser el objeto de muestras de afecto y atenciones. El ritual de las velas, del regalo, de la tarta y de la canción son simplemente parte de un conjuro: soplamos las velas que representan el número de años que cumplimos, pedimos un deseo para el futuro, compartimos la tarta al igual que compartimos el paso del tiempo con los nuestros, recibimos regalos que pretenden compensar los años pasados y lo que hemos perdido por el camino y cantamos al tiempo que pasa deseando un “feliz cumpleaños”.

¿Por qué ciertas personas no celebran nunca su cumpleaños?

Existen diversas razones que pueden ser de origen religioso o espiritual. Los testigos de Jehová no celebran los cumpleaños después de que Orígenes de Alejandría los declarase pecado de orgullo y de que San Agustín los sustituyese por la fiesta de los Santos. Los musulmanes, los budistas y los taoístas desaprueban también estas celebraciones por diferentes razones, del mismo modo que, durante una cierta época, el catolicismo animaba a celebrar únicamente los aniversarios de matrimonio (aniversario de un sacramento) y de defunción (las novenas, aniversarios de entrada en la vida eterna).
El movimiento “new age”, explica nuestro psicólogo, también rechaza la aritmética del calendario de cumpleaños como pura convención que no refleja las únicas evoluciones dignas de ser conmemoradas, las personales (reencarnación, sentimiento de realización, etc.)
Acercarse a ciertas fechas de aniversarios puede suscitar angustia. Hablamos de los aniversarios que nos recuerdan proyectos inacabados o sentimientos de fracaso: llegar a los 35 sin hijos, divorciarse a los 40 o 45, que te despidan por una causa injusta, vivir un accidente o la muerte de un ser querido, sentirse inútil y dejado, etc. En dichos casos, el cumpleaños o no se celebra, o se celebra de mala gana o a escondidas.

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